domingo, 1 de junio de 2025

Scopus, scimago, if, WOS y otras curiosidades...

 Gracias al Dr. Sevilla he tenido oportunidad de leer algunos artículos y páginas web, sobre lo que lo que se conoce como cienciometría, y así he aprendido que no basta con investigar, descubrir, aprender y encontrar nuevas formas de resolver problemas sociales, ni tampoco con publicar los resultados de la investigación, sino que además hay que asegurarse de hacerlo en publicaciones con factor de impacto, y que el éxito de la divulgación científica depende del número de referencias que las revistas en que se publiquen los artículos reciban, aunque el artículo en sí, no sea el referenciado.

Tengo la impresión de que también en esto de la ciencia pudiera haber criterios mercadológicos, manipulaciones, y una red de complicidades que no necesariamente reflejan si lo investigado es valioso. No llega la impresión a ser desmotivante, sino más bien se queda en categoría de sospecha pequeña, pero pulsante, que mueve mi sentido ético, mi sentido del deber, y mi sexto sentido.

Que la ética triunfe siempre.







Escribiendo un paper… El segundo lugar también se celebra: análisis sentimental y casi científico de una hazaña en dos ruedas.

 El segundo lugar también se celebra: análisis sentimental y casi científico de una hazaña en dos ruedas

Autor: [Nombre omitido por modestia, pero con mucha emoción patria]

 

Resumen

Este trabajo ofrece una interpretación profundamente no convencional del reciente segundo lugar obtenido por un joven ciclista mexicano en una final internacional. Alejado de los enfoques tradicionales del alto rendimiento, el análisis retoma elementos culturales, afectivos y gastronómicos para entender cómo un resultado técnicamente “no ganador” puede generar una euforia nacional. Se propone que, al menos en este caso, el segundo lugar es emocionalmente equivalente —si no superior— al primero.

1. Introducción

En México, el ciclismo no suele ocupar las primeras planas, a menos que el ciclista haya cruzado la frontera con una mochila llena de sueños y tortillas. Por eso, cuando un joven mexicano llegó al segundo lugar en una final internacional, el país se paralizó. Las tías lo compartieron en Facebook, los locutores casi lloran, y hasta los que no sabían qué era un pelotón empezaron a googlear “cuántos kilómetros es una etapa”.

Este artículo intenta capturar esa sensación. No desde el rigor del alto rendimiento, sino desde el sentimiento colectivo de un país que celebra con más intensidad los 'ya merito' que los primeros lugares ajenos.

2. Metodología

El enfoque metodológico fue, digamos, creativo. Se usaron las siguientes fuentes de información:

Grabaciones caseras del evento, narradas por vecinos emocionados.
- Reacciones en redes sociales, principalmente TikTok, Twitter y grupos de WhatsApp como “Ciclistas Godínez Guadalajara”.
- Análisis comparado de playlists motivacionales utilizadas por el atleta (confirmado: hubo presencia de corridos tumbados y una canción de Juan Gabriel).
- Encuestas no representativas aplicadas en una carnita asada posterior al evento.

Todo esto se complementó con observación participante (del tipo que grita frente a la tele), y una sesión de llanto colectivo al ritmo de la Marsellesa cuando le entregaron la medalla.

3. Resultados

- El ciclista llegó en segundo lugar, pero fue el primero en el corazón de la gente.
- Su cara de “ya no siento las piernas pero valió la pena” fue ampliamente difundida en memes, estampas de WhatsApp y una camiseta pirata en Tepito.
- El consumo de tacos al pastor aumentó un 7% en CDMX al día siguiente, lo cual puede o no estar relacionado.
- El nombre del ciclista fue buscado más de 500 mil veces en Google, y fue brevemente tendencia por encima de una polémica de reguetón.

4. Discusión

Este segundo lugar ofrece un caso atípico donde la plata brilla más que el oro. ¿Por qué? Tal vez porque viene de alguien que no nació con pista privada ni patrocinadores europeos, sino con subida empinada, tráfico y entrenamiento en avenidas donde hay que esquivar tanto baches como motonetas. Es, en cierto modo, un triunfo colectivo: el del joven que lo dio todo, y el de un país que celebra con el alma.

Aquí no se trata de cronómetros, sino de contexto. En México, el segundo lugar no es fracaso; es motivación, ternura y ganas de hacerle un altar. Porque cuando uno de los nuestros se sube al podio, aunque sea un escalón más abajo, el aplauso es igual de fuerte.

Conclusiones

Hay triunfos que no necesitan medalla de oro para ser inolvidables. El joven ciclista mexicano que conquistó el segundo lugar lo hizo con piernas, corazón y un fondo de banda sinaloense. Y eso, en un país tan hambriento de referentes positivos, vale más que cualquier primer lugar con acento extranjero.

Agradecimientos

A la familia del ciclista, a los narradores deportivos que lloraron en vivo, a los diseñadores de memes que no se tardaron ni cinco minutos, y a todas las personas que, por un momento, se sintieron parte de algo grande sobre dos ruedas.

Scopus, scimago, if, WOS y otras curiosidades...

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